Palacio de la Alhambra
Agradecimiento: Laura Vainio
Deben haber pocos lugares tan emblemáticos de un momento histórico como los es la Alhambra. Es el cúlmen de la arquitectura islámica y mozárabe de España, el complejo constructivo más representativo de los 800 años de ocupación del califato en la península ibércia. Se ubica en la cima del monte Sabika, que ya había sido previamente ocupado por romanos y visigodos, y a partir del siglo XII se documentan las primeras fortificaciones de origen islámico. No fué sino hasta el siglo XIII que el reino nazarí de granada, presidido por Muhammad I ibn al-Ahmar, hace de la Alhambra la sede del poder político y la residencia real. El complejo original constaba de los palacios la Alcazaba, los Palacios Nazaríes y el Generalife.
El más impresionante de estos tres, es el Palacio de los Nazaríes, caracterizado por organizarse alrededor de un complejo de patios y jardines, que se interrelacionan a través de espacios de corredores intermedios como corredores con columnatas y espacios techados con bóvedas maravillosas, de estructura fractal que nos deja perplejos por su complejidad de simetría y matemática aplicada a la geometría.
En 1492 Granada es tomada de nuevo por el reino católico y se convierte en la residencia real. Por lo impresionante de su decoración los reyes deciden no destruir el conjunto ni su decoración, solo cambian sus funciones y hacen intervenciones puntuales, más que todo para cristianizar el complejo. Entre estas intervenciones destacan la introducción de simbología cristiana en algunos techos, elementos litúrgicos y algunos ajustes funcionales como agregar chimeneas o compartimentar algunos espacios que estaban abiertos previamente.
Palacios Nazaries de la Alhambra, Granada
Como podemos observar el nivel de detalle en este palacio es simplemente incomprensible, cada centímetro cuadrado de cada elemento constructivo está lleno de detalles, entre ellos predominan los detalles de caligrafía y los motivos naturales y botánicos, las caligrafías nos hablan con exaltación y grandeza de su religión y espiritualidad, honrados en todos los planos posibles que vemos en el edificio, es curioso que en la decoración musulmana está prohibido cualquier tipo de iconografía, es decir no pueden hacer representaciones de humanos ni divinas en un sentido gráfico, por lo que se recurre a la caligrafía y la abstracción como métodos de buscar la belleza en la arquitectura. Todos estos detalles que observamos están elaborados en yeso y han sido cuidadosamente conservados por profesionales durante décadas.
En los patios se puede gozar de le los espejos de agua y fuentes, tanto por sus efectos estéticos como climáticos, ya que la presencia del agua ayudaba a refrescar la temperatura de estos patios y corredores para hacerlos más disfrutables en los abrasadores días de verano. Así mismo podemos apreciar la reflexión del sol sobre el agua y proyectándose en las paredes de los patios, dándonos agradables sensaciones visuales de luces, sombras y movimientos.
En algunos de los corredores se techan con hermosos artesonados de madera tallada con motivos geométricos que se entrelazan y crean figuras y patrones complejísimos que nos dejan atónitos, además de crear pequeñas cúpulas y algunas más grandes que nos dan un juego riquísimo en estos espacios intermedios entre los patios y los espacios más privados del palacio
Losa sistemas de columnas alrededor de los patios son muy interesantes, lo primero que llama la atención es su esbeltez que parecieran prácticamente no sostener ninguna carga y eso en cierta forma es cierto, ya que los arcos son los que hacen el trabajo estructural de estos espacios, pero las columnas tienen un sentido simbólico y estético en este caso, como una especie de trama que diluye el espacio exterior hacia el espacio interior, como una especie de tamizado vertical que se va desmaterializando a medida que sales a los patios. Casi da la sensación de que el patio fuese un espejismo flotante y además interactúan con los reflejos en los espejos de agua y las fuentes para hacer esta sensación aún más fuerte.
En el interior de las salas más importantes del palacio, como lo son la Sala de los Abencerrajes, la Sala de las Dos Hermanas y la Sala de los Reyes, podemos encontrar las increíble cúpulas mocárabes, que se caracterizan por la desfragmentación geométrica de estas superficies en cientos de elementos geométricos denominados también mocárabes. Estas superficies pueden crear estas especies de cúpulas fragmentadas a partir de plantas cuadradas o plantas en forma de estrella que evolucionan hacia el centro del espacio donde son absorbidas por una especie de óculo central que nos da la sensación de divinidad que emana desde el centro dividiéndose infinitamente hacia los bordes. A mi en lo personal me parece absolutamente increíble pensar que estos elementos fueron construidos por artesanos hace tanto tiempo, creo que hoy el ingenio humano no tiene la capacidad de crear cosas como estas, ni tenemos la paciencia ni la concentración necesaria para lograrlo hoy en día. Es maravilloso ver el juego de luces y sombras interactuando con esta geometría tan compleja y da la sensación de vibración y movimiento y realmente sientes que te puede absorber al interior de este óculo que casi pareciera tener vida propia y sobrenatural.
Los jardines del complejo, son también una arquitectura viva en su mismos, el control geométrico de la vegetación y como interactuar con fuentes y recorridos de agua para crear estos hermosos oasis en medio del palacio es algo que combina la idea de los jardines exuberantes y de los jardines geométricos franceses.
La situación del palacio, que seguí siendo residencia de los reyes católicos da un vuelco desafortunado para el complejo. Con la llegada del renacimiento hay un cambio de paradigma en la sociedad, en el cual España se convierte en una potencia imperial gracias a la progresiva colonización de América y la extracción de sus recursos para ser importados a la península ibérica. Entonces ya la arquitectura islámica era vista como la etapa de un poder derrotado e inferior a la nueva cara del reino. Este cambio de mentalidad se evidencia arquitectónicamente en el complejo de la Alhambra con la construcción de un palacio imperial, ordenado por Carlos V, en el cual se recupera el lenguaje de la arquitectura romana para hacer evidente la nueva dirección imperial transcontinental que tomaba el reino. Este palacio nos recuerda a una especie de coliseo con su simplicidad geométrica y lenguaje vernáculo donde predominan la estructura y la repetición seriada de elementos muy característica de la construcción romana. Irónicamente carlos V no logra culminar su propio palacio que queda inacabado en un limbo paradójico, entre ruinas islámicas sin poder reafirmar sus superioridad sobre el resto del complejo parcialmente destruido y abandonado. Esto se debía en parte a que granada ya no tenía la importancia estratégica que tuvo alguna vez en el nuevo teatro del poder mundial, donde imperios como Francia e Inglaterra hacían mella en la economía del Reino de España, este desgaste precipitó el abandono de este proyecto que realmente tenía un trasfondo simbólico y no funcional.
Tras estos cambios políticos, la parte islámica del conjunto pierde toda importancia en el discurso social y queda abandonada durante desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, cuando gracias al auge del romanticismo, las ruinas de la Alhambra comienzan a ser apreciadas nuevamente y se concretan esfuerzos para su restauración y museización, que nos lleva al estado actual del complejo.
Fotografías por Emilio Fernández